Pasaje destacado
“¿Qué es amar para ti? —te pregunté una vez, los dos tumbados sobre el colchón, después de hacer el amor.
Me dijiste: —Para mí, amar es que alguien te guste y quieras estar con esa persona. Eso es amar, ¿no? ¿Qué es para ti?
—Para mí es eso, sí, pero también es querer hacer feliz a esa persona, que te haga feliz hacerla feliz... ¿Tú has hecho feliz a alguien alguna vez?.
Me miraste como si te hubiese insultado. Te levantaste y te vestiste sin decir palabra.
Nos citamos una vez más. Luego, empezaste a huir de mí. En alguna ocasión he llegado a pensar que fue esa pregunta la que nos acabó separando. La que hizo que no quisieras mirarme más a la cara.
Pasaje destacado
“En ese momento las penas parecían muy lejanas y el futuro era una feliz promesa en el horizonte que íbamos a descubrir juntas, unidas por un vínculo que por entonces creíamos que jamás se rompería. La primavera terminaría y más tarde llegaría el verano, y el otoño, y tras el invierno, los atardeceres de lluvia de una nueva primavera.
Los días se sucederían sin tregua y nuevas gentes llegarían a nuestras vidas, pero de algo estábamos convencidas: por mucho tiempo que pasara, nosotras seríamos amigas para siempre.
Pasaje destacado
“Desde el punto de vista bioquímico, el enamoramiento es un proceso que se inicia en la corteza cerebral, pasa al sistema endocrino y se transforma en respuestas fisiológicas y cambios químicos en el hipotálamo mediante la segregación de dopamina.
Recientes estudios en neurociencia han indicado que, a medida que las personas se enamoran, el cerebro segrega en crecientes cantidades una serie de sustancias químicas. Se trata de drogas naturales que quitan el apetito y el sueño, que provocan un estado de permanente excitación. Y que son adictivas.”
Pasaje destacado
“Todos tenemos en la cabeza dos almendras. Están metidas en algún rincón del cerebro más o menos a la altura de las orejas. Tanto por la forma como por el tamaño, son iguales a estos frutos secos, por eso se las llama «amígdala», que significa «almendra» en griego. El nombre exacto es «cuerpos amigdalinos» o «amígdalas cerebrales». Cuando estas amígdalas reciben un estímulo exterior, se enciende una lamparita roja. Dependiendo del tipo de estímulo, se despiertan sentimientos como el miedo, el enfado, el agrado o el asco.
Sin embargo, las almendras de mi cerebro parecen tener un desperfecto, ya que no se enciende del todo esa lamparita roja.”
Pasaje destacado
"Son lazos invisibles que nos vinculan a los demás —lo mismo a los muertos que a los vivos—, son promesas que hemos murmurado y cuya repercusión ignoramos, fidelidades silenciosas, son contratos pactados las más de las veces con nosotros mismos, consignas aceptadas sin haberlas oído, deudas que albergamos en los entresijos de nuestras memorias.
Son las leyes de la infancia que dormitan en el interior de nuestros cuerpos, los valores en cuyo nombre actuamos con rectitud, los fundamentos que nos permiten resistir, los principios ilegibles que nos corroen y nos aprisionan. Nuestras alas y nuestros yugos."